Llega el tiempo de Adviento y la Iglesia se pone en marcha para acoger la Luz que llega. Es tiempo de despertarse y vigilar porque ÉL está muy cerca, es tiempo de cambiar, convertirse, de estar alegres en la
esperanza y de disponerse a acoger como la Virgen María. Cada domingo
recibiremos una luz para la semana y, cada domingo avanzaremos hacia la
Navidad, para encontrarnos con un niño que cambiará nuestra historia y nuestro
tiempo. Hay un antes y un después de Cristo en la historia, que haya también en
nuestra vida un antes y después de Cristo
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